Decreto 88-145 de 15 de febrero de 1988 Artículo 136
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Incumplimiento del período de prueba en la función pública
En 1932, las Normas de Castelló, normas de la CEI adaptadas en algunos puntos a variantes occidentales y valencianas, fueron ratificadas por las principales entidades y personalidades culturales valencianas, entre ellas Fullana y Lo Rat Penat. Fueron rápidamente adoptadas por los círculos culturales valencianos[29]. Durante la República, el valencianismo estaba en pleno apogeo y se multiplicaron las publicaciones en lengua autóctona.
La articulación dialectal tradicional del catalán en dos bloques verticales se basa en una diferencia en el tratamiento de las vocales átonas (3 vocales para el bloque oriental, 5 para el occidental)[64].
Desde el punto de vista lexicológico, el valenciano se diferencia del catalán por la mayor presencia de arabismos (y mozárabes según algunos autores, hoy cuestionados), especialmente en el ámbito de la agricultura[68].
Los pronombres débiles conservan su forma completa ante verbos que empiezan por consonante: me dutxe, te dic, se pentina[94] etc. Sin embargo, las variantes alicantinas y la mayoría de las variedades meridionales utilizan la forma débil, excepto es ante /s/: em dutxe, et dic, es canvia, se sap, se certifica,
Decreto 88-145 de 15 de febrero de 1988 dimisión
Las nuevas temporadas literarias van y vienen y no se parecen. En esta rareza francesa, no todo es literatura, pero tampoco todo es marketing. La publicación masiva de nuevos libros es también la ocasión de compartir nuestros descubrimientos de escrituras desconocidas, de mundos nuevos, de elecciones hechas por jóvenes escritores. Por eso EaN pone de relieve varias primeras novelas que asumen una forma de radicalismo y retoman los temas contemporáneos más vivos.
Algunas pepitas en el caudal de novelas de la nueva temporada, y en particular novelas que se enfrentan a la realidad social sin inmutarse, en la tradición de Fief de David López, la conmoción de la nueva temporada hace dos años. En la encrucijada del homoerotismo y la novela social, Querelle es la primera novela de un joven quebequense, Kevin Lambert, que es uno de los favoritos de Ulysse Baratin. Marin Fouqué, en el 77, asesta un “uppercut” (Gabrielle Napoli), con la evocación de una juventud en ese espacio que no es ni París ni sus suburbios.
