El regionalismo sevillano

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La Semana Santa de Sevilla ha sido, es y será – esperemos -, la fuente de la que han bebido las otras semanas mayores del resto de Andalucía, de España y de otras muchas partes del mundo, tanto es así, que el estilo de la capital hispalense se ha extendido a nivel nacional e internacional de una manera imparable, creando, por qué no decirlo, tendencias en cuanto a imaginería, a bordados y a orfebrería, entre otros.

Uno de las tendencias que fueron introducidas en la Semana Santa de Sevilla fue la del bordado regionalista, que se basó en plasmar el estilo plateresco de las fachadas de nuestra ciudad, de las que su máximo exponente es el propio ayuntamiento, centrándose en la reproducción de elementos visuales asociados al mismo y en la utilización de artes decorativas parecidas.

El primer ejemplo de bordados regionalista lo encontramos en el fastuoso conjunto del palio y del manto que cobijan a la Virgen de la Victoria, de la Hermandad de las Cigarreras, diseñado por Pedro Domínguez López, profesor de Modelado y Vaciado Ornamental de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, y llevado a cabo, entre 1895 y 1897, en los talleres de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, el máximo exponente del bordado sevillano del siglo XX.

En definitiva, la aportación de Pedro Domínguez López fue crucial para forjar una nueva estética de la Semana Santa de Sevilla a lo largo del pasado siglo y que, por supuesto, creó tendencia en el resto de provincias.

 

Foto: https://cinturondeesparto.com/blog/2018/08/todos-los-actos-de-la-coronacion-canonica-de-la-virgen-de-la-victoria/