ISSEY MIYAKE

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 El japonés Issey Miyake desde muy joven se sintió llamado por el diseño y el arte, en 1959 comenzó sus estudios de arte en la universidad Tama de Tokio. Acabados sus estudios decidió mudarse a París en el año 1968 y crear y presentar así su primera colección de ropa, para continuar después sus estudios en alta costura en la misma ciudad.

Sus diseños eran versátiles, cómodos y aptos para un público que buscaba la funcionalidad y practicidad de las prendas de ropa, además de estar a la última. Otro de sus objetivos, siempre presentes en todos sus productos, es hacer inexistente la diferencia entre clases ni culturas, todos somos iguales.Posteriormente se mudó a la ciudad de los sueños, Nueva York, en 1969 donde finalmente consiguió trabajar al lado de los más influyentes del mundo de la moda para poder abrir después su primera tienda de ropa en su país natal bajo su mismo nombre, Issey Miyake.

Fue en esta primera tienda que Issey Miyake pudo empezar a crear sus propias ideas y conceptos de moda, experimentando con las prendas y los tejidos, haciendo que su sello se diferenciara de todas las otras marcas y haciendo que la suya fuese cada vez más especial. A raíz de todo este esfuerzo, la marca japonesa se ganó a pulso un buen lugar en la semana de la moda de Nueva York, donde presentó unas sorprendentes medias para mujer con dibujos similares a los tatuajes y que se convirtieron en uno de los complementos más originales y de tendencia de toda la colección.Poco a poco fue combinando su éxito como diseñador de prendas para el día a día como para ocasiones donde la tecnología debía adaptarse a la mejor prenda para cada ocasión, como cuando el ballet de París le pidió que diseñase el vestuario para el evento presentado en el Centro Pompidou.

También en el deporte colaboró en 1992 con el diseño de la indumentaria para el equipo olímpico de Lituania lo que le valió que se comparara su diseño de moda con el mismo arte de la arquitectura. Años más tarde, el diseñador dejó el trabajo más artístico y creador de la marca en manos de Naoki Takizawa centrándose totalmente en sus investigaciones tecnológicas y creando en el año 2004 su propia fundación. Takizawa dejó la marca Issey Miyake para crear la suya propia (contando con el soporte de su antiguo jefe) y fue sustituida por Dai Fujiwara, quien también dejo el puesto y le substituyó Yoshiyuki Miyamae, actual director creativo.

Miyake, como Kawakubo y Yohji Yamamoto, tiene un concepto distinto de la prenda, casi siempre alejada del gusto europeo. Si los franceses juegan a desnudar el cuerpo, los japoneses reinventan el quimono jugando con las proporciones y las geometrías que transforman la forma de la la silueta, la envuelven, la visten; en este caso con un diseño de moda y la mayoría de las veces con un diseño plisado. Es un diseñador pero también un artista que domina la técnica a la que da el mismo valor que a la artesanía.También domina el material, que siempre marca el patrón de la prenda y es por eso que dedica gran parte de su tiempo a la investigación y experimentación de los tejidos. 

La obra de Miyake es muy extensa y tiene ramificaciones que lo vinculan también con distintas expresiones artísticas y las vanguardias, trasladando sus códigos al diseño de los frascos de perfume y a los objetos decorativos para el hogar. 

Una de las colecciones que más me ha llamado la atención es Fall Winter 2014/15. Esta tiene como elemento principal los pliegues tan representativos de la marca. Colores discretos, estampado que imita estos pliegues y vestidos plegables. Vestidos que se mueven como acordeones al andar gracias a la multitud de pliegues, y ropa que que no se adapta al cuerpo solo se posa sobre él. Ya que los pliegues son visibles en todos los looks de esta colección uno de los conceptos elegido es el origami, ya que recuerda a ello. Esos pliegues formas y superposiciones hacen recordar a las típicas figuras de origami tan típicas de Japón. Soprendente también el movimiento de los diseños, los primeros vestidos de la pasarela se plegaban y movían por si solos solo con andar, como acordeones subían y bajaban sin llegar a rozar apenas el cuerpo de la modelo.