Lo correcto, el fiel amigo de la MBFW de Madrid

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De forma paralela a la Mercedes Benz Fashion Week de Madrid se celebran desfiles conocidos como “desfiles en off” por el centro de la capital.Es decir, algunos jóvenes diseñadores se aprovechan de la coyuntura de este evento de moda para montar sus propios desfiles privados. Es ahí donde la verdadera puesta en escena sigue su propio curso.

Los diseños no se venden de forma autónoma. Su comunicación (publicidad, marketing y desfiles) es la clave principal para transmitir la auténtica esencia del diseñador y de sus diseños. Cada colección se basa en un concepto muy definido y aunque se refleje en todos los diseños, siempre es necesario que se refleje también en todos los elementos de un desfile: actitud y tallaje de la modelo, música, maquillaje, peluquería, decoración, luces o disposición de los invitados.

Pero un año más, la pregunta ¿está la creatividad supeditada a las normas de organización?, queda en el aire. La sutileza y el no show siguen siendo los fieles aliados de este evento de moda internacionalmente conocido.

Ion Fiz y Juana Martín  son los únicos diseñadores de la jornada del sábado de la MBFW que han apostado por una fuerte puesta en escena. Ion Fiz utiliza música francesa, cigarrillos para las modelos y una representación enorme de los Huevos Fabergé, para plasmar su fuente de inspiración: Francia y Séverine, personaje de la película Belle Jour, protagonizada por Catherine Deneuve. 

La diseñadora cordobesa, Juana Martín, opta por abrir el desfile con un monaguillo que impregna el aire de incienso, al compás de dos campanas repicando y con una iglesia en blanco y negro de fondo. En este contexto, Juana Martín traslada al público a un ambiente católico en el que el negro representa sobriedad, penumbra y luto, su concepto.

El resto de diseñadores de la sesión del sábado como Moisés Nieto, Mané Mané, Juan Vidal o Ailanto solo utilizan las luces, la actitud de las modelos y la música como elementos con los que reforzar su inspiración. Solo el segundo, Mané Mané, arriesga al variar el recorrido de las modelos que, en lugar de ser por la misma pasarela, es por el lateral.  Así acerca los diseños al público y refleja su concepto de classworking, una clase cercana a la que pertenece todo el mundo.

A su manera, solo Amaya Arzuaga y Ana Locking defienden su concepto sin tener que recurrir a una puesta en escena impactante. A la primera, con sus diseños tan galácticos y voluminosos en tres dimensiones no le es necesario recurrir a ningún elemento decorativo. Solo utiliza las luces de fondo e iluminación para crear un efecto más futurista. 

En cuanto al desfile de Ana Locking, solo el Pato Donald y el maquillaje lúgubre de ojeras y lágrimas encarnan a la perfección su concepto, dedicado a una clase media que, en muchas ocasiones, desea sentirse heroica. Convertirse en héroe aunque solo sea por un día es la idea que la lleva a fusionar prendas sencillas de streetstyle con tejidos más lujosos típicos de héroes. El fondo lleno de burbujas también representa el sueño de ese grupo de la sociedad que anhela ser más importante.

Mirar fuera del espacio MBFW es tan interesante como impactante. Diseñadores que retan y provocan sin ceñirse a ninguna norma. Esto se traduce en total libertad, tanto en los diseños como en los desfiles. El emergente Palomo Spain, en su desfile del viernes, optó por una línea chocante en la que lo andrógeno cobró protagonismo. Hombres vestidos de mujeres con actitud tenebrosa y, en ocasiones, agresiva o de delirio mostraron a la perfección el concepto de la colección. El dolor que muchos hombres sienten al no estar cómodos en su cuerpo varonil o al encontrarse encasillado por unos estereotipos muy marcados. 

El desfile es una herramienta muy útil de publicidad, la piedra angular de toda venta. La pasarela no debe ser un simple espacio en el que presentar una colección sino como una oportunidad con la que fusionar la esencia de los diseños y crear una creciente expectación.