Una máquina bien calibrada

Desde niña me había hecho una curiosa imagen mental de lo que era un desfile de moda, en mi mente aquello funcionaba a la manera de una curiosa cadena de ensamblaje en la que la modelos entraban y salían de un extremo de la pasarela, que a modo de cinta transportadora las paseaba a lo largo del pasillo luciendo espectaculares vestidos para que todos pudieran apreciarlos. Ciertamente esta visión simplista esta bastante lejos de la realidad, sin embargo hay algo en la esencia mecánica de la idea que se acerca bastante a lo que implica realizar un evento de moda exitoso. Un buen día de pasarela requiere que muchísimos aspectos de la operación, como los vestidores, maquillaje, protocolo, etc. funcionen a manera de engranajes en una maquinaria bien calibrada cuyo objetivo es, en primer lugar, sorprender a los asistentes con las creaciones de los diseñadores que tiene la valentía de prestarse a la tarea. Para mi la experiencia más enriquecedora del MBFWM fue poder estar en el backstage y presenciar todo ese proceso que hacen posible el funcionamiento de “La Pasarela”, y no solamente a modo de un carrusel mecánico que pasea a señoritas en bonitos trajes, sino más bien como un ente vivo en el que los diseñadores, maquilladores, estilistas y el equipo técnico ponen el corazón para ofrecer a los asistentes la mejor experiencia posible.
 
 
Allí detrás pudimos compartir con los creadores del contenido, los diseñadores de moda que colocan su trabajo en la palestra para ser evaluado por la prensa especializada, con los organizadores que cuidan cada detalle para que la experiencia sea lo mejor posible para todos, tanto diseñadores como público. Apreciamos el ritmo frenético que se necesita llevar a cabo para el desfile en el tiempo justo y aun así dentro de esa vorágine muchos de ellos encontraron un espacio para compartir sus experiencia con nosotros, meros espectadores de la función tras bambalinas.
 
 
Recuerdo especialmente lo compartido con Ulises Mérida, y su excelente trato, a pesar de la locura que vivía en ese momento entre entrevistas, para luego invitarnos a compartir con él en el Kissing Room y darnos su visión, inspiración y explicarnos detalladamente en que consistió lo que acabábamos de ver en el  magnífico desfile que acababa de presentar.